La Sierra Norte de Madrid es un entorno natural perfecto para pasar un día en familia. Sus pueblos de piedra, sus montañas y sus bosques, esconden una valiosa colección de lugares insólitos e inolvidables. La historia de nuestra región se puede palpar en sus monasterios e iglesias románicas, sus ríos, su arte y sus vestigios del pasado.
Hoy queremos proponerte algunos de ellos; esos rincones que te descubren un Madrid secreto y distinto y que escapan de las ya clásicas salidas a Patones de Arriba, baluarte del turismo rural, el Hayedo de Montejo, que en otoño manifiesta sus increíbles colores, o la siempre encantadora Rascafría, con El Paular y su fábrica de chocolates San Lázaro.
La Sierra Norte
En enclave de la sierra madrileña se divide en distintas zonas repletas de naturaleza y pueblos por visitar, las sierras del Rincón y de la Cabrera, los valles alto, medio y bajo del Lozoya y el valle del Jarama, que constituye la frontera con la provincia de Guadalajara. Aquí, puedes disfrutar de entornos naturales, cultura, gastronomía, turismo activo e infinidad de rutas para hacer senderismo.
La Sierra del Rincón, reserva de la biosfera y paraje natural insólito

En el extremo noroeste de la Comunidad de Madrid, lindando con las provincias de Segovia y Guadalajara, nos encontramos con esta maravilla compuesta por cinco municipios: La Hiruela, Montejo de la Sierra, Horcajuelo de la Sierra, Prádena del Rincón y Puebla de la Sierra. Declarada como Reserva de la Biosfera por la UNESCO, ha logrado armonizar la conservación del medio natural con un turismo saludable.
Su arquitectura rural nos ofrece fuentes, abrevaderos, fraguas, molinos, tinados, colmenares, regueras, potros de herrar y muros de piedra seca. Pero también esconde uno de los secretos mejor guardados, El Valle de los sueños de Puebla de la Sierra. Este lugar te hace sentir que paseas por los confines de la sierra madrileña, por su aislamiento y por esa carretera serpenteante de magníficas panorámicas que te lleva hasta el lugar. Sus árboles de hoja caduca, su antiquísimo robredal y sus rutas señalizadas te sitúan en uno de los más bellos paisajes de la Comunidad.

Por otro lado, también se ha convertido en los últimos años, en un museo al aire libre, gracias al genial pintor y escultor Federico Eguía. Durante un talle de escultura en 1998, tuvo la idea, junto a otros artistas, de reunir obras de arte en plena naturaleza. De esta forma se dio vida a la inspiradora ruta escultórica, con más de cien obras, que se puede disfrutar en el esta localidad madrileña.
La ruta por las “Formas de vida del ayer”
Naturaleza e historia se unen en esta ruta que comienza en un pueblo que ha sido candidato finalista a Capital del Turismo Rural de España en 2019, La Hiruela. Las tradiciones se mantienen vivas en La Carbonera, su Colmenar Tradicional y su Molino Harinero, único en la región. El Ayuntamiento organiza visitas guiadas. Después, continuamos hasta Horcajuelo de la Sierra, una pintoresca localidad donde visitaremos su Museo Etnológico y su Fragua.
Adentrándonos en el Valle Medio del Lozoya nos detendremos en Gandullas y Piñuécar. En estos pequeños pueblos encontraremos la Piedra de las Veces y la Iglesia Nuestra Señora de la Paz, símbolo de la gran tradición agrícola y con la que se calculaba el tiempo de uso del agua de la Reguera de Piñuécar. Esta, era una canal natural acondicionado para recoger el agua de arroyos y manantiales y llevarla a las poblaciones cercanas. Yendo hacia el sur por la A-1, llegamos al pueblo de Villavieja de Lozoya, donde nos espera su lavadero.
La cuna del Cardenal Cisneros

Este personaje es esencial en el tránsito entre la Edad Media y la Edad Moderna y tiene uno de sus máximos logros en la Universidad de Alcalá de Henares. Pero no es, como muchas personas piensan, oriundo de esa localidad. Francisco Jiménez de Cisneros nació en Torrelaguna en el año 1436. La localidad sorprende al visitante por ser una villa de trazado medieval cuyos caminos confluyen en una hermosa y monumental plaza mayor. Allí, su más preciada joya, la iglesia de Santa María Magdalena; gótica y con elementos platerescos.
El Conjunto Histórico Artístico de Torrelaguna ofrece notables ejemplos de la arquitectura popular castellana, el gótico tardío y la transición al Renacimiento. Además, permite la posibilidad de acercarnos a Patones de Arriba o al embalse del Atarzar, que están realmente cerca.
Ruta para los Amantes de la Arqueología

Este recorrido permite descubrir los restos arqueológicos y las huellas que dejaron las antiguas comunidades que vivieron en la región. Comienza en el Pontón de la Oliva, un gigante silencioso que muestra los inicios de la arquitectura industrial en nuestro país, un lugar de geología y naturaleza espectacular. Dejando el coche en el aparcamiento y caminando cinco minutos por la senda, llegaremos a la Ermita de la Virgen de la Oliva.
Si continuamos hacia el norte por la carretera M-134 y aparcamos en el Km 2, encontraremos el Conjunto Arqueológico de la Dehesa de la Oliva. Sus restos arqueológicos del Paleolítico superior nos llevarán hasta la Edad del Hierro con la presencia de un castro que nos permite viajar en el tiempo hasta una antiguo necrópolis visigoda.
A unos 20 km al norte de Patones se encuentra la siguiente parada singular, la Necrópolis de Sieteiglesias, un “museo funerario” en pleno Valle del Lozoya, que según cuentan, podría corresponder a la sepultura de los repobladores cristianos que llegaron a la región en la Alta Edad Media. En La Cabrera, podemos descubrir también la llamada Tumba del Moro.
Pero el epílogo de la ruta se encuentra en el Valle de los Neandertales, en Pinilla del Valle, donde se han encontrado yacimientos con restos antropológicos de esta especie. Allí se pueden descubrir sus huellas y como vivían nuestros parientes lejanos mediante visitas guiadas por los propios arqueólogos del lugar, con unas impresionantes vistas del Valle del Lozoya. El proyecto está dirigido por Juan Luis Arsuaga, Enrique Baquedano y Alfredo Pérez González.
El museo de Picasso en Buitrago del Lozoya

En pleno valle medio del Lozoya, en Buitrago, encontramos las murallas medievales, además del alcázar y el gótico mudéjar del Castillo de Santa María, pero además, en un peculiar museo, ofrece una extensa colección de cuadros de uno de los grandes genios del siglo XX, Pablo Ruiz Picasso.
La pregunta que surge inevitablemente, es ¿por qué un museo del pintor malagueño en la Sierra Norte? La respuesta está en el barbero y amigo íntimo de Picasso, Eugenio Arias Herranz, con el que coincidió en Vallauris, en la Costa Azul francesa. El pintor realizó multitud de regalos a éste, a lo largo de los 26 años que duró el exilio en el país vecino, que fueron donados a la Diputación de Madrid para ser exhibidos en un museo que se sitúa desde 1985 en los bajos del ayuntamiento de Buitrago de Lozoya. Eugenio Arias era oriundo de la localidad y esa fue su única exigencia, llevar todas esas obras de arte y grandes recuerdos a su pueblo natal.
El museo Picasso de Buitrago es un homenaje al arte y a la amistad en el exilio. Su colección, de alrededor de 60 obras, presenta dibujos, carteles, litografías, cerámicas del artista y múltiples objetos dedicados con cariño. La temática taurina está muy presente en esta colección, ya que los dos compartían esa afición.